"TAZAS DE SEGUNDOS, RELOJES DE CAFÉ"

Traté de decirte que el invierno estaba llegando, que septiembre se acercaba y que estaba perdiendo una nueva oportunidad. Rompí nuestro acuerdo porque no me compensaba mirar hacia otro lado sabiendo que estabas ahí. Era tan difícil olvidarte como traer de nuevo el verano y salvar una mirada de complicidad... Era tan difícil. Llené en incontables ocasiones mis ojos de agua, cada vez que recordaba que me tenía que marchar, que ni siquiera el mar traería de nuevo la calma. Me dolía tanto que la marea de mi mente ponía sobre mi rostro la tormenta, convertía las noches de paz en una batalla sin armadura. Cerré los ojos, se acabo el verano, las farolas de la esperanza se apagaron y de nuevo las olas borraron las huellas y el recuerdo que prometiste sería eterno.

Me dijeron una vez que huir significaba marcharse para siempre, que robar un beso de tus labios era un delito que debía cometer, que llorar traería de nuevo la calma, que gritar sería llevarte de nuevo a la tormenta y que callar uno de tus suspiros sería apagar la luz de la luna en las noches de cordura. Queria ser el acompañante de tus latidos, el compás de tus mañanas y tu taza donde depositar el resto de los besos que nunca diste El perfume con el que incendiar las cortinas de tu mirada. El verbo amar desde el dolor de amarte, la poesía de tu piel, las arrugas de tu tristeza, el pelo con el que rozar de nuevo el deseo.  Eso me decían, pero de nuevo borre con tu adiós las letras que formaban el paraíso de tu boca.