"Era fácil, hasta que me encontré"
Dejé el cajón de mi mesilla de noche abierto para que guardaras las decepciones, las noches en vela y la culpa. Para que desafiaras al destino y clausuraras la felicidad para encontrarte. Vaciaste aquel reloj y paraste el tiempo, tachando los días en el calendario y dejando en blanco un sentimiento. Cerrabas los ojos cada vez que rozaba tu piel, cogías mi mano y marcabas sobre mi rostro la invisibilidad del placer. Susurrabas en mi oído cuanto me querías y cosías sobre mi alma el resplandor del infierno. No me diste la oportunidad para quererte un segundo más y huiste de mis pensamientos en mitad de la noche. Me dejaste la tempestad, el frío y eliminaste de nuevo la cordura que tanto me costaba mantener.