"TAZAS DE SEGUNDOS, RELOJES DE CAFÉ"

Casi sin enamorarse, volviéndonos locos. Casi desafiando al tiempo, dándole la espalda a la carretera de los abrazos que no pudimos dar. Casi sin rozarnos, mirando por encima de un trozo de tela. Casi despejando dudas al vuelo de muertes visionadas a destiempo con el reloj en Stand by. A través de la ventana, mirando desde dentro esperando ver niños que correteen llenando de pisadas las aceras del infinito. Casi de la mano con la soledad, en el balcón, al borde del abismo.   Casi con la música al máximo mientras escuchamos los suspiros del vecino quejándose de política y mientras tanto el otro emitiendo el himno de nuestra propia superación. Casi formando grupos de deporte para mover el esqueleto incitando a la vida a seguir despierta mientras encuentran la cura. Casi sin ser sinceros, sin habernos perdonado, sin habernos enamorado del tiempo que tenemos para vivir, para mirar de reojo a la tristeza y darle esquinazo con los ojos abiertos. Casi sin haber dicho “te quiero”, sin sedu...

Era su derrota e implicaba todo aquello que quería. Tan fiel, tan simple, tan sumisa. Era capaz de hundir el pasado en los ecos del silencio, de abrazar a la cordura entre sus idas y venidas aun sabiendo que perder estaba tocando a su puerta. Nada le dolía, nada le hacía latir más que los despertares al borde del abismo. Era su derrot a, pero nunca fue su fin. Nunca quiso ser vela apagada, pero si llama que incendiara el peso del dolor.  Había rozado la mala costumbre de llorar en solitario, de hablarle al destino de sus planes de eclipsar. Era el polo perfecto para perderse y no quería ser encontrada.  https://www.youtube.com/watch?v=yTCDVfMz15M

Como nos ha cambiado la vida en menos de un año. Nos han quitado el mayor regalo que todos necesitamos, esos abrazos que unen, que calman, que curan. Hemos avanzado en un año paralelo a lo que estamos acostumbrados a ver. Paso a paso hemos ido vaciando de compromisos familiares, la lista de cosas importantes. Nos hemos visto obligados a parar la fábrica de caricias a destiempo, de besos en la nuca esperando a que amanezca. Obligados a cortar por la mitad los viajes y planes que nunca supimos que tanto valor tenían. Un año para echar de menos y echar de más.   De encuentros con personas que nunca se fueron y que han aparecido en el momento indicado, en el lugar idóneo. ¡Gracias! Si, a ti, por cruzarte conmigo una tarde de junio, en pleno paseo, cuando ibas a coger la mascarilla al coche porque se te había olvidado. No lo sabes, pero me salvaste.   Me voy a permitir el lujo de hablar sobre esto, aunque en ocasiones he mencionado alguna cosita. Ese día había quedado con unas ami...

No le dimos tregua al reloj, a las olas rompiendo contra el gusanillo de seguir sintiendo. Tan acabado estaba esto que, teníamos dibujado sobre el camino, el filo del barranco que con la inestabilidad se solapo.  Tenía roto el rostro, el saber si era más tuya que mía o si lograría alcanzar finalmente la fuerza que a tragos malgastaba. Venía de recoger mis pedazos, de arreglar grietas, de descorchar botellas vacías.  Irritada ante el frenazo de la indiferencia, del soplido que el viento arrastraba. Tan frecuente ahogarme que, termine quebrando el silencio que a golpes habitaba en el fondo del vaso.