"NUNCA HACÍA RUIDO AL CERRAR PORQUE EN EL FONDO YA SE HABÍA IDO"
Estaba tan quieto. Era tan peligroso ese silencio que a ratos reposaba en sus hombros. Tan incapaz de hacer ruido al irse que, por esa misma razón nunca avisaba, porque ya no estaba. Se lo había dicho en cada ocasión de mi vida, se lo escribí en cada cristal empañado a pulmón, en cada desayuno cuando me dedicaba esos primeros segundos del día con esa mirada fija con la que aceleraba mi pulso. Nunca había besado unos labios como los suyos, nunca había limpiado unas cicatrices con tanto esmero como oportunidades me dio. Era tan sencillo y complicado resolver porque estaba tan implicado en aquel desorden que había hecho de mi vida. Ya no le hacía falta, cada vez lo tenía más claro, quizás era eso, que siempre estuvo oscuro y ahora me estaba alentando a irme, era el momento oportuno.