el suelo que poco a poco va desgastandose
¿Por qué no me ayudas a escribir nuestra historia y no a perder el tiempo? ¿Por qué no me enseñas a querer en vez de enseñarme a odiar? ¿Por qué no me invitas a pasear contigo y no sola? ¿Por qué dejas de amarme después de abandonar una vida para empezar a crear una nueva a tu lado?
Necesitaba respuestas, pero solo encontró dos, y ambas estaban a la salida de aquel hogar. No supieron aceptar que hay cosas que se acaban, que hoy te quiero y mañana te olvido, que hay respuestas que aunque busques nunca son encontradas. Flotaban lágrimas sobre su cara, mientras el ruido de una maleta rompía una relación y buscaba otro hogar donde desgastar el suelo, donde los ladrillos permanecieran unidos, donde el colchón sufriera noches de desvelo y mañanas de amor. Quiso olvidar lo que había pasado. Pero cualquier intento era fallido.
Buscaba un abrazo roto o una sonrisa que arreglara un día gris, pero lo único que encontró fue un bar donde ahogar sus penas. Y allí malgastó horas bebiendo mientras el tiempo pasaba, mientras consumía gotas de vodka. Salió del bar y se dirigió a la casa donde creció, donde abandonó a una familia. Llamó a la puerta y una voz ronca con olor a puro abrió, era su padre. Ambos buscaban una frase que decir o un gesto que interpretara un mensaje. Pero un silencio profundo habitaba entre medias. Su padre le invitó a pasar, pero una voz entrecortada interrumpió el momento, era su hermana, quien siempre le había reprochado todo tipo de detalles, todas las discusiones familiares. Pero en ese momento decidió abrazarla para que sintiera que no estaba sola...
Necesitaba respuestas, pero solo encontró dos, y ambas estaban a la salida de aquel hogar. No supieron aceptar que hay cosas que se acaban, que hoy te quiero y mañana te olvido, que hay respuestas que aunque busques nunca son encontradas. Flotaban lágrimas sobre su cara, mientras el ruido de una maleta rompía una relación y buscaba otro hogar donde desgastar el suelo, donde los ladrillos permanecieran unidos, donde el colchón sufriera noches de desvelo y mañanas de amor. Quiso olvidar lo que había pasado. Pero cualquier intento era fallido.
Buscaba un abrazo roto o una sonrisa que arreglara un día gris, pero lo único que encontró fue un bar donde ahogar sus penas. Y allí malgastó horas bebiendo mientras el tiempo pasaba, mientras consumía gotas de vodka. Salió del bar y se dirigió a la casa donde creció, donde abandonó a una familia. Llamó a la puerta y una voz ronca con olor a puro abrió, era su padre. Ambos buscaban una frase que decir o un gesto que interpretara un mensaje. Pero un silencio profundo habitaba entre medias. Su padre le invitó a pasar, pero una voz entrecortada interrumpió el momento, era su hermana, quien siempre le había reprochado todo tipo de detalles, todas las discusiones familiares. Pero en ese momento decidió abrazarla para que sintiera que no estaba sola...
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