"si quieres la rosa, tienes que aceptar la espina"
Sonó el teléfono y mientras por el otro lado me hablaban, yo mantenía un silencio acompañado de suspiros que decían todo lo que pensaba. Me moría de ganas por chillar lo que sentía y correr tras él. Pero tenía miedo de que me dijera que había sido un error. Como cada noche me decía, cuando llegaba borracho y decidía machacarme diciéndome que pensara como quería morir en un... Breve futuro... Me pegaba, pero aún así le quería. Tenía ganas de vivir con él lo mismo que otras parejas, salir a pasear y que no se quedaran mirando por los moratones que tenía en la cara, sino por la felicidad que desprendíamos. Pero él no quería. Se iba de madrugaba y hasta pasadas las doces de la noche no regresaba. Me dejaba encerrada, debía tener la comida hecha por si decidía venir a casa a la hora de comer. Era celoso, tenía que admitirlo, no quería que me acercara a ningún hombre, ni tan siquiera al panadero, que cada día pasaba por casa a dejar las baguettes que tanto nos gustaban. Una mañan...