"INVISIBLE EL FIN DE LO QUE UN DÍA PARA NOSOTROS COMENZÓ"
En aquel instante pensé que se partía hasta el dilema entre
el quedarnos o el salvarme. Pensé que el reloj era el único que me estaba invitando
a parar, a creer de nuevo en las segundas oportunidades. Todo estaba frío, hasta
las palabras con las que intenté calmar la serenata de la cordura que pensé que
aún nos quedaba.
Esta vez no era un juego, no eran vaivenes de desconsuelos en
el desayuno, no eran flores secas un domingo al atardecer, no eran perfumes en
la corbata un sábado después de cenar. Esta vez iba en serio y estábamos a
giros de manivelas de decir adiós.
No sabía por donde empezar, no sabía si salir corriendo o
darle cuerda al misterio de “mejores tiempos vendrán”. Estaba allí, observando
las fotos de los compromisos que algún día firmamos, frente a la distancia que mis
sueños anhelaban, sentada sobre el angustioso silencio que corría a fuego lento.
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