"RELATOS DE UN DÍA ENTRE NUESTRAS PROPIAS REJAS"

    Igual que aquella leyenda en la que las alas salían cuando tirabas monedas de espaldas a la fuente de la sombra bajo tus pies. 
    Igual que el paraíso esconde en sus memorias promesas injustificadas y canciones que, a medias, siguen buscando corazones que terminen de escribir aquel final que nunca encontró protagonistas que alcanzasen la primera huella de la luna. 
    Y, es que nunca fuimos capaces de bailar sobre el rostro de los errores, del perdón que nunca pedimos. No éramos más que intenciones, simples antojos que reservaban calentones de medianoche después de una botella de vino o desintereses calculados. 
    El tiempo pasaba, escondíamos bajo llave la realidad de los versos y los te quiero que llegamos a sentir y que en todo momento fueron reales. 
    Pero se desmoronaba aquel vendaval y necesitábamos ser dos en una misma pieza.



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