"SIN NADA MÁS QUE AÑADIR, LA VELA APAGÓ EL ROCE DE LA MELODÍA SOBRE NUESTRA PIEL"

Lo más absurdo de todo es que, aún seguimos soplando las pestañas pidiendo un deseo. 
Aún seguimos manteniendo el estado de luz roja por si aparece quien nos dejó a medias cuando todo parecía ir sobre ruedas.
Todavía suena más absurdo escuchar la canción que duele cuando solo parece que se pronuncia su nombre y nos gusta machacarnos hasta romper el compás que dilató palmo a palmo el roce de nuestros cuerpos.
Parece que ni a las 00:00h el reloj cumplirá el mayor de nuestro afán, de ese antojo por reservar la noche con la luna asomados a la pantalla del móvil intentando resucitar las citas que quedaron canceladas en el calendario del cementerio del nunca más.
Ni intenciones ni ganas, ni te suelto ni me sueltas. 
Eso era lo que me ataba al hecho de mirarte y verte en cada plan de futuro, en los atardeceres de agosto y en las canciones que calmarían cada pequeña esperanza.


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